sábado, 9 de diciembre de 2023

Quintas Paralelas

 


(Fuerza-Dinero-Poderoso-Joya-Plectro-Papel de Libro-Promesas)

Otoño

 Cuando la savia se detiene,

Cuando, poco a poco, empieza a sólo quedar sequedad,

Cuando cruje lo otrora flexible,

Y se doblan sobre sí mismas

Nervaduras como garras y dientes,

Sólo entonces

Recuperan las hojas el color vital, escencial.

El amarillo de todas las veces que fue hoja

Y fue flor.

El verde es ego


(Amarillo-Hojas-Nervaduras)

viernes, 24 de noviembre de 2023

Sobre el Amor

 (...) entonces el Maestro le preguntó:

Maestro: -"Dime, carísimo, ¿alguna vez estuviste enamorado?"

Estudiante: -"En efecto"

Maestro: -"Y ¿cómo te sentiste al respecto?"

Estudiante: -"Lo que siento" -se descubrió a sí mismo sin darse cuenta- "es algo bien terrenal; divinamente terrenal, diría yo:

                    Amo el amor, mas en el pasado mi forma de vivenciar el amor siempre fue absorbente. Bien dispuesto me he cincelado vergüenzas y temores en pos de compartir con alguien el amor, pero a lo que siempre llamé 'compartir' no era otra cosa que el deseo de asegurarme que la relación construída sería firme, duradera (eterna)...segura. Mientras creía estar esculpiendo mi persona despojándome de inseguridades, siempre fui ciego al hecho de estar alimentando a la más voraz: el miedo a la soledad; y no por no poder estar conmigo mismo, sino por no tener quien reciba lo mucho que tengo durante toda mi vida para dar.

                    A raíz de este miedo he exigido mucho, sintiéndome justificado por haber dado mucho y creyéndome merecedor de aunque sea una 'mínima' escencial retribución; cuando la realidad, la realidad que me toca vivir, en esta época sin dioses ni lazo social, indica que cada quién se ocupa de sus propios intereses porque nadie más va a hacerlo. Y yo, en este sentido, he sido -y sigo siendo, claro- uno más de éstos; ocupándome de mi miedo. Mi relación con el amor, a pesar de todo el trabajo realizado sobre ella, nació y se desarrolló como una mera versión contemporánea de un amor anacrónico basado en la familia, la propiedad, y demás instituciónes que hoy rechazamos y/o pretendemos reformar íntegramente.

                    Pero lo que siento ahora nace de una vivencia distinta, y por lo tanto ahora se siente distinto. Lo que siempre fue encantamiento y locura divina hoy es terrenal, y es esa característica lo que lo dota de divinidad.

                    Siempre tomé al compromiso como una virtud, mas ahora intento despojarme de él, porque me doy cuenta de que no es más que el deseo de contar con la seguridad de un 'sí' aún cuando la realidad sea un 'no'; y tuve la afortunada desgracia de haber vivido un 'no' cuando buena parte de la realidad era un 'sí', como para espabilarme de una buena bofetada de cualquier letargo. Y es que lo que siento no nace de la complicidad, la intimidad, la atracción, los comunes intereses, ni demás cosas bien presentes y evidentes, sino de algo muy particular (y de ahí justamente el enamoramiento) que paso a tratar de describir:

                    Donde siempre busqué un equilibrio entre lo que podía dar (y en general soy bastante despojado) y lo mínimo que pretendía recibir, hoy veo que esa no es una relación natural sino mi propia edificación. Justa, desde mi punto de vista (y posiblemente del de mucha otra gente), pero endeble ante los azares que la vida propone e impone. Los filósofos nos han educado para fiarnos sólo de lo que alcanzamos mediante nuestro razonamiento, pero también en saber que la unidad y la multiplicidad son recíprocamente conditio sine qua non; por lo tanto, mi punto de vista y el del conjunto de quienes conmigo coinciden no deja de ser una unidad en la multiplicidad de puntos de vista (y, desde esa perspectiva, el valor de los numeros se subvierte). Es por eso que intento ya no buscar ese, mi reasegurador equilibrio, y tampoco trato de 'ponerme en el lugar de otro', porque ese supuesto ejercicio de diversificar la propia mirada no deja de ser un intento de adueñarme para mi propio beneficio argumentativo de algo que me es ajeno, y, para peor, completamente descontextualizado.

                    Paulatinamente estoy aprendiendo a gestionar el desequilibrio, y mi enamoramiento nace de ver en la otra persona a otra persona, a algo imposeíble, con quien gestionamos una estructura formada por múltiples puntos de encuentro, que, lejos de hacer que se sostenga monolíticamente, la mantienen viva en sus constantes movimientos. Nada queda definido, establecido, pues ante el movimiento de otros puntos, esa rigidez acabaría por ser la debilidad que derrumbase al todo. La unidad del amor se da por la entropía de nuestra multiplicidad.

                    Usted me pregunta, Maestro, cómo me siento al respecto de estar enamorado, y yo le podría contestar que me siento afortunado de coincidir con quien compartir esta vivencia; o feliz por todo lo bello y bueno que me hace sentir; o cualquier lugar común de todos aquellos vinculados al amor; mas habría pregonado la otredad para concluír dando una respuesta egoísta y contradictoria con todo lo desarrollado. No. Mi respuesta es que lo que siento es sublimación, al haber llegado a lo divino residiendo en la otra persona, y así haber conectado con lo divino que reside en mí. Al amar, ya no me amo a mi mismo en la finitud de mi persona, sino que puedo amarme a mi mismo en la divina eternidad de pertenecer al Todo; y por ende no pretendo ya absorber creyendo que el Todo soy yo, sino unir mi Todo divino con el ajeno en ese naturalmente caótico (des)equilibrio en que la quietud es sinónimo de muerte. Estar enamorado me hace ser mejor persona; ya no por ser un mejor producto, de mejor calidad, más deseable de poseer y sostener esa posesión a lo largo del tiempo; sino por encontrar la trascendencia de las fluctuaciones constantes, y no ver en ellas ya lo bueno y lo malo y elegir ciegamente lo bueno, mas al contrario integrar la importancia del Todo."

-El Maestro asumió un aire severo, y con gesto parco clavó su mirada en su estudiante durante un silencioso minuto. Entonces, el Maestro le preguntó:

Maestro: -"Y dime, querido, ¿ves el Todo en mi?"

Estudiante: -"Si, Maestro."

Maestro: -"¿Y estás enamorado de mí?"

Estudiante: -"No, Maestro."

Maestro: -"¿Y en dónde reside la diferencia para con quien vivencias tu enamoramiento? ¿No es en la atracción, en el grado o tipo de intimidad, o en cuáles son los comunes intereses?"

Estudiante: -"No, Maestro."

Maestro: -"¿Y por qué no es así?"

Estudiante: -"Porque todo aquello muta, se disuelve, y renace en una manifestación diferente, más o menos constantemente, y por lo tanto esto me llevaría a enamorarme y desenamorarme constantemente de cualquiera con quien mundanamente conectara, y esa conexión sería, en consecuencia, mundana. Mas no es así. Sí es cierto que lo amo, como amo también a mucha gente, animales, plantas, lugares, momentos, por ver que son partícipes del Todo; pero, como ya he dicho y ahora repito, no soy yo el Todo sino una de sus múltiples expresiones; y, siendo este el caso, no puedo pretender abarcar en mi conexión a la totalidad de las multiplicidades, sino que, como el átomo, debo conectarme según las limitaciones del estadío en el que me encuentre, y entender que no toda conexión es directa. Más bien, practicamente ninguna lo es, y allí radica lo especial de esa particularidad, que podría se cualquier otra, pero ahora mismo (y todo es siempre ahora mismo) no es otra sino esa. Por ello, aunque ame al Todo, sólo de esa persona estoy enamorado."

-El Maestro miró a su amado estudiante con una sonrisa relajada, y sus ojos, igual de penetrantes que antes, transmitieron otro mirar. Entonces el Maestro dijo:

Maestro: -"Ves en mi el Todo, y sin embargo me llamas Maestro. Pues yo veo el Todo en ti y te llamo amigo."

-Tras unos segundos el silencio decantó en ambos hombres, quienes delicadamente comenzaron a brotar lágrimas de sus ojos mientras buscaban en el otro el fuerte abrazo que levantara el dique del llanto. Y lloraron, y se abrazaron, y como ya no quedaban palabras por decirse, cada cual se volvió hacia el camino que lo llevaría a su hogar, y se echó a andar.

martes, 31 de octubre de 2023

Tao

 Soy un rastamán

Soy católico, judío,

Protestante, y musulmán.

Soy budista, vedista,

Confusionista,

Filosófico, místico,

Científico y tarotista.

Soy dogmático, espontáneo,

Pragmático e idealista,

Autoritario y liberal,

Justo e inmoral.

Tengo alma de madera,

Tengo mente de metal,

Tengo carne, tengo huesos,

Tengo plástico en la sangre.

Soy muy fuerte en mi blandura,

Delicado con mi fuerza,

Y suelo morder cuando beso.

viernes, 22 de septiembre de 2023

La Cima del Meneltarma

 Se alzó la estrella del mar,

Corazón de las aguas.

Tan fuerte era el llamado del Navegante delos Cielos

Para con su perdido reflejo submarino,

Que no faltó quien creyera

Que, queriendo subir al reencuentro,

La propia joya

Elevó la cima del Meneltarma

Todo lo alto que pudo,

Y allí quedó incrustada,

En la más occidental de las moradas de los Segundos,

En la estrella del mar.


Plataforma ultramarina,

Su llana cumbre aún respira

Perdida en la danza de las olas.

Santuario abandonado,

Profanado,

Pervertido,

¿Qué tan lejos quedó Tar-Miriel?

Mucho se ha penado ya

Por la segunda caída.

Que la soledad, el tiempo, y las aguas salobres

Laven la negra sangre,

La injuria.


Llevando por mapa

El recuerdo de un recuerdo,

Hará un marinero el impensado viaje. Lanzado a la vastedad,

Fracasará si terco.

Si intrépido, en cambio,

No rehuirá del Oeste.

Pondra pie

En la cima del Meneltarma,

Y entonara las súplicas que libertarán a los Edain.

miércoles, 24 de mayo de 2023

Riego

 Voy

Del suelo al cielo al sol

Y vuelvo al suelo

Océano cósmico que llega a besarte y se va


Vos

sos una planta que me llora

A la que le mojo los pies

Y me llora de nuevo


Te atravieso

Te doy vida

Y me das libertad


Vas

Del suelo al cielo al sol

Y hasta abajo del suelo


Te mojo los pies

Y me voy

miércoles, 1 de febrero de 2023

Demasiados recovecos...

     Demasiados recovecos, que ya no se por dónde.

    Es difícil empezar, pero una vez que se da el primer paso, es como abrir la ventana por la mañana y recibir con las fosas abiertas el suspiro del viento fresco lleno de luz que deja entrever el laberinto.

    Es difícil empezar. En principio por ese charco de lodo espeso que se junta en la entrada. Los pies se hunden en ese menjunje de tierra, humedad, polvo de hojas secas y raíces viejas.

    Hasta las rodillas, cuando te querés dar cuenta, pero el aire fresco vuelve a rozar tu cara, tu frente, tus orejas. Se cierran los ojos y resuena en el interior una palabra de aliento. Una palabra que no existe, pero se parece a una firme palmada en la espalda, a una mirada atenta que despierta el fuego contento que habita tu ombligo, y te hace saltar.

    Entonces un sol profundamente violeta corona tu entrecejo. Brilla, y es más hermoso de lo que recordabas. Siempre más brillante. Tanto que da cosquillas en el iris, en la pupila que se hunde hacia dentro.

    Y ocurre, el primer paso hacia la infinitud del tiempo/espacio. Hacia la pregunta que tira de tu pecho. Hacia cada recoveco.

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    La duda, rápidamente, se convierte en dudas. Multiplicándose, me abruman hasta paralizarme, haciendo que me enrede en mí mismo. Afortunadamente, ya crecí, soy grande, y tengo experiencia. Sé que en la batalla de mí conmigo mismo siempre seré victorioso; por lo que me doy ánimos, despejo mi escritorio y me dispongo a poner las cosas en movimiento.

    Por supuesto, mover la quietud tiene sus dificultades; la búsqueda de lo bueno no puede darse más que a través de lo que parece existir para desanimarme y darme miedo -aún disfrazado de seguridad, comodidad, o placeres-.

    La pregunta aparece por vez primera.

    Me desnudo. Me toco, reconociéndome. Me pienso, conociéndome, viendo todo lo que he cambiado, y vislumbro cómo todo lo que creía que había sucedido, que se había dado, no se dió, no sucedió: fue mi ímpetu, que, en su momento, aburrido de mis parálisis, encontró otro camino para surgir.

    Ahora soy yo quien marca el paso, quien desmaleza haciendo camino, y al andar pruebo frutas que se me figuran apetitosas. Me encuentro amarguras, me pierdo de mieles, de vez en cuando, también, me canso.

Espíritu y huesos

Se mueven.

Hacia todas direcciones

Se separan,

Se alejan.

Más crecen,

Por alejarse de sí mismos;

Y, porque crecen, se acercan.

Abarcan.

Soportan.

Sostienen.

Hay algo que los une;

Algo que más discernible resulta

Mientras más logran crecer

Vestigio animal sobreviviente

Que viene a irrumpir en la desnaturalización.

Pulsión vital que evidencia

El cotidiano estado mortuorio.

Devenir del ente:

Despojado,

Artificioso,

Inquieto...

Y la dicotomía

¿Naturaleza o realidad?

¿Comodidad? ¿Adaptación?

¿Propia o ajena?

¿Justicia o mal menor?

¿Soledad libre

O comunidad opresora?

Y la preguntam

La eterna pregunta

-Probablemente la primera,

Quizás la última-:

¿Por qué?

Se alejan tanto de sí mismos

Que no les queda más

Que encontrarse

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Se mueven

En todas direcciones

Se alejan

Tanto que se acercan

Son uno

Uno que no deja de crecer

Conectan

Sostienen

Pesan

Se disuelven

Se desintegran

Tanto que se integran

Al todo

Y al siempre

A todas las épocas

Desde la libertad infinita de la naturaleza

Hasta la opresión concreta del presente

Desde la profunda soledad del ente consciente

Hasta la lejanía en comunidad de los seres

¿Por qué?

No hay más respuesta

Que la dicotomía innata de la existencia

Lo natural y lo que deviene

Lo primero y el hoy

miércoles, 23 de marzo de 2022

En compañía

En la vasta soledad de esta urbe efervescente,

me tiende un puente hacia la intimidad;

y,

aunque tenga dudas,

no dudo.

Seguro,

voy

con la frente en alto

hacia esa intimidad ya compartida;

bien dispuesto a lo peor, esperando una alegría

con la cual perseverar

a través

de tanta soledad

en compañía.

 

La Distancia

 El silencio se adueña,

el vacío se hace sentir.

Aunque responda con indiferencia,

todavía me cuesta dormir.

No me importa la distancia,

el vacío ni el silencio.

Nada cambia para mi tu imagen

ni lo bueno que de vos pienso,

pero empiezo a darme cuenta

de que no tengo otra opción...


El verano se hace eterno,

por las noches canto tu canción.

No escribo con melancolía

ni me duele alguna decepción.

Tantos años lado a lado,

juntos nos vimos crecer,

y parece que hemos madurado:

La distancia no borró el querer.

Pero empiezo a darme cuenta

de que no tengo otra opción...


Tantos años a tu lado,

Juntos nos vimos crecer,

Y hasta parece que hemos madurado:

La distancia no borró el querer.

Pero empiezo a darme cuenta

De que no tengo otra opción:

Es tiempo de dejarte ir.